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En busca de la Diosa

En este viaje se toma como punto de partida el ensayo de La Diosa blanca del célebre autor Robert Graves quien advierte sobre las diosas de varias mitologías europeas.

 Foto: © Juliana Giraldo  

En este viaje se toma como punto de partida el ensayo de La Diosa blanca del célebre autor Robert Graves quien advierte sobre las diosas de varias mitologías europeas. La segunda conexión se da en la península de Yucatán, México; con el hallazgo a la adoración de La Diosa Ixchel, desde donde se permite hacer la travesía al último punto en el que aparece como vestigio la cara de una diosa, la cara de la vieja o la diosa del espejo, como es llamada una roca volcánica incrustada dentro de la vegetación de cerro tusa en Venecia Antioquia.

En el ensayo sobre la triple diosa del mito poético, Graves propone que todas las mitologías y religiones tienen un origen en común, el lenguaje del mito poético usado en el mediterráneo y en la Europa septentrional de la antigüedad corresponde a un lenguaje mágico vinculado a ceremonias religiosas, todos en honor a la musa y de cuya traducción resulta el verdadero lenguaje poético. La diosa blanca mágica y mística encierra el mito como algo que está oculto, algo que hay que develar, como un culto a la luna y sus fases.

Luego, desde Isla mujeres, el lugar que conecta con la energía medicina de La Diosa Ixchel a través de las de aguas cálidas que la rodean, se aprecian unas fragatas que sobrevuelan custodiando las ruinas del templo de adoración, y en la tarde, la luz que irradia tanto la luna llena y el sol al encontrarse en un mismo cielo nos advierte sobre el escenario que recoge el poder al culto lunar.

De acuerdo a sus atributos se conocen varios nombres de la deidad, en el Chilam Balam se le llama Ix Chel,  mujer arco iris,  en otros escritos Chak Chel, arco iris grande, Sak U’ Ixik, Señora Luna Blanca, Ix Chebel Yax , Señora del Primer Pincel o Sinal en su advocación de diosa de los partos cuyo significado alude a la capacidad de dar a luz.

Y finalmente nos ubicamos en El antejardín del Suroeste Antioqueño, un puente que conecta a Venecia con territorios como Bolombolo y titiribí, en donde según investigaciones hechas por del medico Juan Bautista Montoya y Flórez se cree que llegaron grupos de indígenas provenientes de la península de Yucatán a causa de una sequia, o talvez una posible disputa de tierras con otros grupos indígenas que ocuparon el territorio mexicano. Y ahí, la pirámide natural mas grande del mundo, llamada cerro tusa.

En la mitad de la montaña, la diosa en el espejo o la diosa India como es llamada, y a un lado en un pasaje o servidumbre, un camino prehispánico cruzado por un ejército de hormigas como antesala a la piedra de los sacrificios:  un monolito tallado pacientemente con nueve escalones como los del  inframundo kogui y Maya, ubicado en un lugar técnicamente escogido por la acústica, donde la onda sonora rebota contra el cerro tusa y se expande hacia los lados para devolverse hacia el altar.

En la superficie de la roca se dejaban ofrendas a La Diosa, esa deidad cuya presencia habla Graves en sus textos y se evidencia en el culto en México y que ahora se conecta a una de las montañas de un pueblo en Colombia. No se trata pues de dos diosas diferentes, ni de una casualidad entre culturas, sino de la misma Diosa, la misma reverencia y la misma presencia.

La bellísima Luna
se ha alzado sobre el bosque;
va encendiéndose
en medio de los cielos
donde queda en suspenso
para alumbrar sobre
la tierra, todo el bosque.
Dulcemente viene el aire
y su perfume.

Ha llegado en medio
del cielo; resplandece
su luz sobre
todas las cosas. Hay
alegría en todo
buen hombre.

Hemos llegado adentro
del interior del bosque donde
nadie (nos) mirará
lo que hemos venido a hacer
Hemos traído la flor de la Plumería
La flor del chucum, la flor
Del jazmín canino, la flor de…

Asimismo el nuevo polvo de calcita
Dura y el nuevo –
Hilo de algodón para hilar;
la nueva jícara…
la nueva tarea de hilado…;
nuevo calzado,
todo nuevo,
inclusive las bandas que atan
nuestras cabelleras para
tocarnos con el nenúfar;
igualmente el zumbador
caracol y la anciana
[maestra]. Ya, ya
estamos en el corazón del bosque,
a orillas de la poza en la roca…

El libro dé los cantares de Dzitbalché, canciones entonadas por mujeres mayas en una noche de Luna llena bajo el amparo y la complicidad que otorgaba la oscuridad de la espesa vegetación, durante un ritual de fertilidad dirigido a la diosa lunar.


7 respuestas a «En busca de la Diosa»

Desde que conocimos la Diosa Blanca, ella quedó en nuestro trasegar, ella hace todo un camino del cual has retomado un tramo

Me gustó mucho el ensayo y que aún sigamos los pasos de esta diosa que un día nos presentaron y nos atrapo

Que excelente texto!, felicitaciones Juliana y gracias por permitirnos conocer algo más de la cultura de nuestros antepasados Venecianos!.

Juli, excelente trabajo periodístico se nota que fue plasmado desde la emoción y el relato por la experiencia vivida, que privilegio poder leer historias así por personas que visitan nuestra tierra de la montaña sagrada. Un abrazo.

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