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Escapada por Bogotá

Un viaje por la vida que florece en la capital colombiana.

Jardín botánico José Celestino Mutis

Una pausa verde en medio del caos urbano: cómo aprovechar unas horas en Bogotá visitando el Jardín Botánico

Bogotá puede parecer, a primera vista, una ciudad de ritmos apresurados y agendas llenas. Pero basta con mirar un poco más allá del concreto para descubrir espacios donde el tiempo parece detenerse. Si tienes unas horas libres —quizás entre vuelos, en un día sin compromisos o simplemente con ganas de respirar algo distinto— una excelente opción es escaparte al Jardín Botánico José Celestino Mutis.

Ubicado en el occidente de la ciudad, este lugar es mucho más que un parque: es un recorrido por la diversidad vegetal de Colombia, un refugio para quienes buscan un respiro y una oportunidad de conectar con la naturaleza sin salir del entorno urbano. Este oasis de biodiversidad ofrece una experiencia tranquila, educativa y visualmente encantadora, ideal para respirar aire puro, pasear entre flores y árboles nativos, y descubrir la riqueza vegetal de Colombia en un solo lugar.

Una escapada corta, pero significativa. Porque a veces, lo que necesitamos no es tiempo, sino saber dónde mirar.

Recordar que todo comienza por el agua

La idea de recrear cascadas como si estuvieran brotando de las montanas es la primera experiencia de inmersión que ofrece el Jardín botánico José Celestino Mutis, las plantas y ecosistemas de Colombia y toda la riqueza de su ecosistema serían imposibles de concebir sí la presencia del agua.

Sabiduría que brota de la tierra.

Dentro del Jardín hay una maloca recreada por los Uitoto, la etnia mas diezmada por la casa Arana en la tragedia cauchera que envolvió la Amazonia Colombo-Peruana. Esta casa es una recreación universo mítico simbólica que representa la madre ancestral.

La maloca honra los saberes indígenas y la relación espiritual con la naturaleza, por eso esta unida en esencia a la chagra, un espacio de tierra para domesticar la selva y cultivar plantas medicinales y comestibles Un puente entre ciencia y tradición.

El lenguaje secreto de las flores
«Lo más profundo es lo más callado» Maurice Maeterlinck

Las flores guardan un lenguaje que no necesita palabras: se abren en silencio, como si desde el interior de la tierra susurraran verdades que el ruido del mundo no alcanza a oír. Lo más profundo en ellas no está en sus colores ni en su forma, sino en esa capacidad de expresarse desde el silencio, de florecer desde dentro.

foto Juliana Giraldo ©

Mutis y su legado

Entre los retos que dejó Mutis esta el seguir explorando con profundidad y respeto el territorio, proteger lo que se conoce y formar una conciencia naturalista en la que los profesionales no solo acumulen datos, sino que actúen con compromiso ecológico y social.